PINTAR PORQUE NOS DA LA GANA
Las cosas buenas, pasan sin saber porqué. De repente se cuadran unos astros y los acontecimientos se encadenan. Eso es lo que nos ha pasado a Mikel Urmeneta y a mí. Nos conocimos, nos gustamos, nos provocamos y nos buscamos. Unos meses más tarde, compré unos rollos de papel inglés y le mandé uno de diez metros a Nueva York. Creo que en la nota ponía: "A ver si tienes huevos de pintar un mural". Mikel me devolvió la pelota y me dijo: "Vamos a hacer una cosa. Te vienes tú a Nueva York y lo pintamos juntos". Hell and Heaven, empezaba a tomar cuerpo. Lo que viene a continuación es puro disfrute y placer.
Luego, todo fluyó. Dejamos que nuestra imaginación y nuestros fantasmas fornicaran, manchados de tintas y pinturas. Mikel y yo tenemos un pacto: todo lo que ha hecho uno, puedo repintarlo el otro y viceversa. Por eso digo que se parece al jazz. Interactuamos de verdad. "¿Y si hacemos otro mural en Formentera?". Así nació el concepto de Hell and Heaven. Y esta segunda obra se fraguó en la isla, más luminosa y anaranjada, como esos impagables atardeceres de Formentera.
El resultado es una dualidad: Cielo e Infierno. Sin especificar donde está el cielo y donde está el infierno. Eso, lo dejamos a elección del que ve las obras. Lo bonito del arte es que lo "cierra" el espectador. Es el que le da sentido. Se completa el círculo.
Andreu Buenafuente, 2007
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